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La pandemia en las tablas de un EXCEL

Tiempo de lectura: 3 minutos

Fausto Cabrera

Ingeniero comercial especializado en Finanzas. MBA de la universidad San Francisco de Quito. Master en Liderazgo por escuela de negocios EADA, Barcelona-España. Más de 12 años de experiencia en finanzas, presupuesto y auditoría tanto en el sector público como en el privado, montañista de corazón.


En abril del 2020 una noticia sorprendente circuló en Ecuador: de un día para otro, los casos positivos de Covid 19 llegaron a 11.536. Lo mismo sucedió en octubre en Reino Unido cuando, de la noche a la mañana, registraron 22.961 casos positivos del virus.

En los meses señalados, en cada uno de estos, el crecimiento de casos de contagio confirmados era estable y giraba en torno a los 800 casos por día, en Ecuador; y, los 7.000, en el Reino Unido. Por esa razón los incrementos fueron cuantitativamente importantes. Pero no hubo muchas explicaciones al respecto.

Para el caso del Reino Unido la explicación era sencilla. El Sistema Público de Sanidad británico reconoció que no había contabilizado los casos de contagio entre el 25 de septiembre y el 2 de octubre. El motivo fue técnico: la hoja de cálculo Excel que se estaba empleando para llevar la contabilidad había llegado a su límite de 65.000 filas, valor máximo en las hojas Excel antiguas (las xls, de 1987), y no el más de millón que ahora permite (desde 2007 con el formato xlsx), error que fácilmente pudo darse también en Ecuador ya que la mayoría de los datos gestionados por la administración pública son procesados en este mismo programa.

La pandemia llegó en un momento en el que la gestión pública se sostiene de programas de ofimática, pensados y diseñados para soluciones más básicas que las que se requiere para procesar grandes volúmenes de datos.

Excel es un programa muy adecuado para hacer análisis iniciales, tareas cortas y rápidas, para maquetar tablas, hacer operaciones ágiles en la toma de decisión o administrar emprendimientos que no tienen grandes cantidades de datos. La flexibilidad de Excel encaja muy bien para estos cometidos, pero no para el procesamiento de grandes volúmenes de datos como en la pandemia del Covid-19. De hecho, ni siquiera su fabricante recomendó esta herramienta para esta tarea.

En 2013, dos grandes economistas, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, reconocieron un error que se bautizó como «La depresión del Excel». En 2010 habían publicado un artículo con el monto máximo de endeudamiento público. Con base en estos resultados se tomaron medidas de austeridad; sin embargo, posteriormente, los analistas reconocieron que en la hoja de cálculo habían olvidado algunas celdas.

Para el 2016 se publicó un análisis en el que se observó cómo en uno de cada cinco artículos científicos de Genética había errores derivados del uso de Microsoft Excel.

Los investigadores Thiemo Fetzer y Thomas Graeber publicaron un artículo sobre el impacto que el error en la gestión de datos en Excel habría supuesto en Reino Unido: un total de 120.000 nuevos casos no se pudieron evitar, lo que habría supuesto cerca de 1.500 fallecidos, seguramente vivimos una situación similar en Ecuador.

El Ministerio de Sanidad español, en plena pandemia, publicó algunas tablas en las que se podía ver el valor «#¡DIV/0!», que suele devolver Excel cuando divides entre cero una magnitud. Una prueba más de estar gestionando bases de datos con una hoja para cálculos ágiles.

¿Y qué alternativas tendríamos? Sistemas como SAS, SPSS o Access, lenguajes de programación como Python o SQL, son tecnologías preparadas explícitamente para lidiar con grandes volúmenes de datos. Pero, claro, esto implica formación y acompañamiento al usuario, dado que las lógicas y esquemas mentales que estos programas requieren son realmente diferentes a la ofimática, aunque afrontémoslo, muchos de los gestores de información en Ecuador aun no llegan ni siquiera a dominar el Excel.

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