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Finanzas en el desconfinamiento

Tiempo de lectura: 2 minutos

Fausto Cabrera

Ingeniero comercial especializado en Finanzas. MBA de la universidad San Francisco de Quito. Master en Liderazgo por escuela de negocios EADA, Barcelona-España. Más de 12 años de experiencia en finanzas, presupuesto y auditoría tanto en el sector público como en el privado, montañista de corazón.


El mundo entero vive una emergencia sanitaria que dio inicio a una serie de eventos desafortunados en casi todos los sectores sociales, sobre todo por el impacto financiero. Latinoamérica, probablemente, recibió el golpe más fuerte y, en mi opinión, esto se debe principalmente a que no sabemos ahorrar ni invertir apropiadamente.

Los latinos nunca nos preparamos para el “invierno” pensamos que todo se va a mantener igual o incluso que va a mejorar y por eso gastamos nuestros dinero tan pronto como ingresa, si es que no lo gastamos por adelantado. No aprendemos de la historia y hemos sido condenados a repetir nuestros fracasos.

Año tras año vemos como eventos inesperados golpean con fuerza nuestras finanzas y aun así no aprendemos. Ahora que vino un evento tan trascendental como la pandemia del COVID-19 casi nadie tenía ahorros para afrontar la crisis y han quebrado empresas, los índices de pobreza suben sin control y las economías familiares no ven una luz al final del túnel.

Qué mejor que ahora para cambiar. Estamos ante una gran oportunidad de ajustar nuestro comportamiento sin importar la situación en la que te encuentres. Aprendamos a planificar nuestras finanzas para no repetir los mismos errores, aprovechando que el mundo entero está cambiando. Generemos una cultura del ahorro e inversión productiva desde nuestros hogares.

¿Cómo? Ya las autoridades de las dos principales ciudades del Ecuador han ajustado la cuarentena por medio de un semáforo amarillo, por lo que podemos salir y generar ingresos tanto a nivel de personas como empresas pero… ¡Alto! Esto no significa que ya puedes salir a generar nuevos gastos.

En este momento es importante planificar y priorizar, determinemos primero cuales son los egresos indispensables para mí, para mi familia o emprendimiento, para alimentación, salud, mercadería y servicios básicos.

Segundo, aquellos pagos que sí los difiero me pueden implicar penalidades como multas e intereses; y, tercero otros pagos necesarios para continuar operativos. Mi recomendación es dejar en un último grupo los suntuarios como diversión, joyas o mejoras tecnológicas y eliminarlos completamente al menos por lo que queda del año 2020.

Una vez clasificados estos cuatro grupos, los proyecto mensualmente a tres años con mi estimación de ingresos (sueldo, bonos, ventas, entre otros); y, cuando se comience a ver flujos positivos dejamos estos sobrantes como ahorro hasta que lleguen a ser el 33% de mis ingresos fijos, una vez cumplida esta meta sabemos que estamos preparados para el “invierno”.

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