La transformación de Los Choneros de grupo narcotraficante a pandilla carcelaria, marca un resurgimiento para el grupo.
Redacción InSight Crime
Los Choneros es uno de los grupos criminales más prominentes de Ecuador, del que se tuvo noticia por primera vez a finales de los años 90’s como una organización narcotraficante establecida en Manta, en la costa Pacífica de Ecuador. Originalmente las autoridades identificaron el grupo como brazo armado de un cartel narco colombiano, con control sobre las rutas de tráfico marítimas por el Pacífico hacia México y Estados Unidos. Sin embargo, el arresto de las cabezas del grupo en 2011, y su consiguiente integración al sistema penitenciario, dio origen a una década de evolución para Los Choneros.
Desde 2011, Los Choneros han evolucionado para convertirse en una de las bandas carcelarias más violentas del país, con presencia permanente en penitenciarías en todo el territorio ecuatoriano, y operaciones en múltiples ciudades, donde Los Choneros se dedican al microtráfico, sicariato, extorsión y contrabando.
Los intentos de Ecuador por contener la violencia de bandas en las prisiones aceleraron la expansión de Los Choneros, lo que llevó a la creación de bandas leales, dependientes de esta, lo cual ha multiplicado la influencia de Los Choneros.
Sin embargo, cambios recientes en los mandos de Los Choneros motivaron las luchas internas en el grupo y sus subgrupos, lo que amenaza con echar por tierra el legado de poder de Los Choneros.
Historia de una banda criminal
Los Choneros surgieron en la década de 1990 en Chone, la tercera urbe más grande y poblada de Manabí. Allí creció e inició su carrera criminal como pequeño expendedor de estupefacientes el fundador del grupo, Jorge Busmarck Véliz España, alias “Teniente España”.
A medida que su carrera avanzaba, Teniente España expandió su territorio y su operación para terminar controlando eventualmente las rutas internacionales de tráfico de narcóticos en las playas de Manta, Ecuador, ciudad sobre la costa Pacífica en Manabí.
Según las autoridades ecuatorianas, Los Choneros sirvieron como brazo armado de un cartel de drogas colombianos, que traficaba narcóticos a lo largo de rutas marítimas hacia Estados Unidos y México. El grupo también se hizo un nombre por sí mismo en ciudades aledañas a su bastión de Manta, donde el grupo perpetraba robos, secuestros, extorsión y sicariato.
A comienzos de la década de 2000, Los Choneros aumentó su fuerza en enfrentamientos con sus rivales por el control de las rutas de tráfico en el Pacífico. Las confrontaciones con Los Queseros, un antiguo rival, avivaron el uso de la violencia por parte de Los Choneros, después de que los conflictos entre los grupos terminaron con el asesinato de la esposa del Teniente España -un golpe ordenado por el jefe de Los Queseros, Carlos Vera Cedeño-.
Tras la muerte de su esposa, Teniente España y Los Choneros desataron una guerra contra Los Queseros, que dejó docenas de miembros de Los Queseros muertos, entre ellos su líder. Solo se salvó la esposa de Cedeño.
En 2007, Teniente España cayó muerto en un enfrentamiento con Los Queseros en Santo Domingo, Manabí. Su muerte motivó una serie de cambios de mando en Los Choneros, pues los operativos policiales y los asesinatos perpetrados por bandas rivales llevaron a la salida de varios jefes consecutivos.
A comienzos de la década de 2010, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, quien había asumido inicialmente el mando de Los Choneros tras la muerte del Teniente España, resurgió como jefe del grupo, pese a su captura y encarcelamiento en 2011. El liderazgo de Rasquiña inició una década de transición para Los Choneros; con más miembros del grupo arrestados en operativos policiales dirigidos, y con Rasquiña dando órdenes desde la prisión, Los Choneros lentamente sufrió una metamorfosis hacia una pandilla carcelaria, aunque el grupo mantenía presencia en las calles. Este cambio de dinámica también reorientó el interés del grupo del narcotráfico internacional al microtráfico, el sicariato, la extorsión y el contrabando.
En 2019, Los Choneros volvieron a ganar la atención nacional, cuando la escalada de violencia en las prisiones llevó al presidente Lenín Moreno a declarar una crisis penitenciaria y a movilizar el ejército del país para calmar las guerras entre pandillas.
Una faceta de la estrategia de Ecuador fue trasladar los mandos de las pandillas y miembros violentos, distribuyéndolos en todo el sistema penitenciario con el fin de desarticular las estructuras de mando de las pandillas carcelarias. Sin embargo, el efecto de los traslados masivos de presos llevó a la creación de los subgrupos en el sistema penitenciario de Ecuador, lo que multiplicó la presencia de las guerras de pandillas en todo el país.
El liderazgo y guerra de poder
Aunque la estructura de mando de Los Choneros fue en un momento centralizada y explícitamente jerárquica, con el Teniente España como el que impartía las órdenes, en los últimos años, la expansión del grupo por todo Ecuador ha cuestionado la línea de mando estrictamente lineal.
Tras la declaración del presidente Lenín Moreno de la crisis carcelaria en Ecuador en mayo de 2019, se hizo múltiples esfuerzos por desarticular las bandas carcelarias trasladando a los líderes y miembros peligrosos entre prisiones. Esta distribución ha dado lugar a la aparición de numerosos subgrupos, cada una de las cuales opera bajo una estructura de mando distinta en su respectiva prisión y la correspondiente región de influencia.
Las guerras de poder entre subgrupos y sus correspondientes rivales han demostrado cómo estas agrupaciones diferentes operan bajo la coordinación de Los Choneros. Sin embargo, el asesinato del jefe de Los Choneros, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, el 28 de diciembre de 2020, desató una disputa interna entre los subgrupos y el frágil liderazgo de Los Choneros.
El 23 de febrero de 2021, en un ataque coordinado en tres prisiones, reclusos pertenecientes a los subgrupos de Los Choneros atacaron a miembros de Los Choneros, dejando 75 presos muertos en lo que fue el motín carcelario más grande de la historia de Ecuador. Los ataques ponen en evidencia la naturaleza cambiante de la estructura de mando de Los Choneros, que, debilitada por la muerte de Rasquiña, ahora es desafiada por sus propios miembros rasos.
Territorio de mando
Tradicionalmente, las economías criminales de Los Choneros se han concentrado en Manabí, oeste de Ecuador, específicamente en la ciudad de Manta y sus zonas aledañas, donde Los Choneros ganaron prominencia a finales de los 90. Pero a medida que los miembros de la banda comenzaron a poblar cada vez más el sistema penitenciario de Ecuador hacia 2011, la incipiente transformación del grupo en una banda carcelaria comenzó a desplazar sus actividades ilícitas al sur, a Guayas, donde los líderes de Los Choneros se encontraban privados de la libertad en la Prisión La Roca de Guayaquil.
En 2019, los esfuerzos de Ecuador por contener la violencia en las prisiones facilitó otro desplazamiento del control territorial de Los Choneros, cuando los líderes de la banda fueron trasladados a prisiones de todo el país con el objetivo de desarticular estructuras de liderazgo jerárquicas en las penitenciarías.
Pero esta iniciativa facilitó la expansión de Los Choneros, pues surgieron subgrupos en las prisiones de Esmeraldas, Cotopaxi, Guayaquil y Cuenca. Las autoridades ahora informan que Los Choneros ejercen influencia en seis provincias, que incluyen Manabí, Guayas, Los Ríos, El Oro, Santa Elena y Esmeraldas. Los Choneros y sus subgrupos también tienen presencia en las calles en Daule, Naranjal, Balao, Milagro, Dúran, El Empalme y Balzar, como lo confirmaron numerosos arrestos.
Aliados y enemigos de Los Choneros
Desde finales de los 90 hasta finales de los años 2000, los principales rivales de Los Choneros fueron Los Queseros. Antes de la llegada de Teniente España y Los Choneros a Manta, Ecuador, Los Queseros controlaban la distribución de narcóticos en la plaza de Manta, una ubicación estratégica para el narcotráfico, lo que desató confrontaciones entre los dos grupos.
Desde su fundación como banda carcelaria, el principal rival de Los Choneros han sido Los Lagartos, una banda tan violenta como ellos con facciones en todo el país. La rivalidad entre Los Choneros y Los Lagartos actúa hoy como una falla geológica de violencia en Ecuador, un catalizador de las crecientes tasas de homicidios que han azotado al país en los últimos años.
Las guerras de bandas que están librando Los Choneros, Los Lagartos y sus respectivas bandas delegadas, hicieron de 2020 el año más sangriento de que se tenga registro para la población privada de la libertad, pues la violencia carcelaria ha cobrado vidas en ambos bandos.
Las bandas carcelarias en Ecuador se definen a lo largo de esta falla geológica, que ha generado feroces rivalidades entre los subgrupos de ambas bandas en todo el país. En Esmeraldas, la banda aliada de Los Choneros, Los Tiguerones, están enfrentada con el subgrupo de Los Lagartos, Los Gánster Negros.
En las calles de Dúran, Guayas, Los ChoneKillers -una rama especialmente violenta de Los Choneros- tiene choques frecuentes con los Latin Kings. En Cuenca, Los Lobos son leales a Los Choneros y en Guacamo, Guayaquil, El Cuartel de las Feas está asociado a Los Lagartos.
Sin embargo, los ataques coordinados del 23 de febrero de 2021, realizado por las bandas delegadas de Los Choneros contra su progenitor, indica un cambio del centro de poder entre la facción de Los Choneros en las prisiones de Ecuador.
Prospecto de una estructura bifurcada
La transformación de Los Choneros de grupo narcotraficante en Manabí a una pandilla carcelaria en expansión con subgrupos leales en todo Ecuador, marca un resurgimiento para el grupo. Sin embargo, a medida que Los Choneros aumentan su fuerza y los subgrupos se disputan el control interno, es probable que se mantengan los enfrentamientos con grupos rivales, una tendencia que las autoridades ecuatorianas buscan impedir a toda costa.
En años recientes, Los Choneros parecen haber migrado de su bastión histórico en Manta, a Guayas, al sur, específcamente la capital Guayaquil, que es el centro narcotraficante del país. Guayaquil es también el bastión histórico de Los Lagartos, el principal rival del grupo, quien está en guerra declarada con Los Choneros por el control de las economías criminales.
Pese a los repetidos esfuerzos de las autoridades ecuatorianas por desarticular las pandillas, la estructura bifurcada de Los Choneros -que opera en las prisiones, al igual que en las calles- ha vuelto inútiles esos sucesivos intentos, pues la difusa estructura del grupo resulta evasiva. Sin embargo, con Los Choneros como causantes del alza en los índices de violencia en Ecuador, seguramente recaerá sobre el grupo un mayor escrutinio del gobierno.
La violencia en el sistema penitenciario de Ecuador alcanzo niveles críticos y la escalada de violencia el 23 de febrero de 2021, que constituyó el más grande motín carcelario de la historia de Ecuador, ha convertido a “Los Choneros” en sinónimos de uno de los mayores problemas en Ecuador: la violencia carcelaria.
La implementación de nuevas estrategias para contener la violencia en las prisiones y desarticular las pandillas por parte del gobierno ecuatoriano, puede plantear un reto importante para Los Choneros, en especial ahora que el conflicto con sus subgrupos que se han rebelado amenaza la frágil estructura de mando del grupo.
Las disputas internas de Los Choneros también pueden suponer ataques de sus rivales, Los Lagartos, quienes buscarán sacar ventaja de la debilidad de sus rivales para tomar control de las economías criminales que ambos se disputan.