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Mafia albanesa deja rastro de sangre en Ecuador

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El asesinato del albanés Adriatik Tresa en su propiedad de lujo en Ecuador reveló detalles de sus presuntas actividades criminales, que muestran cómo operan representantes violentos de las mafias albanesas en el país andino.

Redacción InSight Crime

El reciente asesinato del albanés Adriatik Tresa en su propiedad de lujo en Ecuador reveló detalles de sus presuntas actividades criminales, que muestran cómo operan representantes violentos de las mafias albanesas en el país andino.

Adriatik Tresa, albanés establecido en Ecuador, tenía investigaciones abiertas por narcotráfico al momento de su muerte, como informó El Universo. Su asesinato ocurrió meses después de una estadía de un año en una prisión ecuatoriana por cargos relacionados con armas ilegales, un caso que nunca llegó a juicio. Tresa también fue acusado de lavado de dinero y supuestamente figuraba como responsable en los homicidios de un coterráneo albanés y un periodista ecuatoriano.

Tresa llegó a Ecuador a comienzos de la década de 2010, en una época en que los criminales albaneses hacían sus primeras incursiones en el país. Desde entonces, los emisarios de estos grupos han multiplicado los convenios para el suministro de cocaína entre proveedores colombianos y varias mafias europeas, además de negociar sus propios cargamentos para distribución por cómplices albaneses por toda Europa.

El atractivo de Ecuador se inscribe en un tendencia más general en la que se usan los puertos del país para embarcar enormes volúmenes de cocaína hacia Europa.

Los grupos albaneses en Ecuador trajeron consigo su marca registrada de violencia, que incluye el asesinato a sueldo o sicariato. Tresa parece haber sido víctima de uno de esos servicios. El 20 de noviembre, tres hombres con uniformes de la policía entraron a su complejo residencial con portones de alta seguridad, alegando tener una orden de allanamiento. Le dispararon seis veces con un rifle, según recogió El Universo.

Los inicios de la mafia albanesa en Ecuador

La caída del comunismo albanés a comienzos de los 90, a la par de su homólogo soviético, trajo dos cambios importantes: una renovada importancia del comercio transfronterizo y el meteórico empoderamiento del crimen organizado.

Los primeros albaneses que resultaron involucrados en narcotráfico llegaron desde Colombia hace unas dos décadas. En 2001, hubo tres capturados en el marco de la “Operación Journey”, una investigación transnacional de dos años sobre el tráfico marítimo colombiano, a cargo de la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA), según un reporte de la Iniciativa Global contra el Crimen Transnacional Organizado. Ese mismo año, las autoridades de Albania arrestaron a seis miembros del primer grupo traficante del que se tuvo noticia en el país, que tenía vínculos con el cartel de Medellín.

En ese tiempo, sin embargo, los grupos mafiosos italianos, en particular la ‘Ndrangheta, de Calabria, ya imponían su control sobre el tráfico transatlántico de cocaína, lo que relegó a los albaneses a la función de intermediarios aislados.

Ecuador pronto se dio a conocer como lugar atractivo para los albaneses y otras mafias europeas por sus fronteras porosas, la debilidad de los organismos policiales y judiciales y una economía dolarizada con transacciones mayormente en efectivo, que ofrecían amplias oportunidades de lavado de dinero al alcance de cualquiera. También estaban sus varios puertos sobre el Pacífico, desde donde se podían trasegar narcóticos a bordo de barcos con dirección a Europa.

En 2008 o 2009, el albanés Arbër Çekaj fundó una firma de exportación de banano en Ecuador, que usó para ocultar narcóticos en buques cargueros, según una investigación conjunta del Plan V de Ecuador y del Proyecto de Bosnia para Información sobre Corrupción y Crimen Organizado (OCCRP). 

En mayo de 2011, el director de DEA para las actividades en los Andes, Jay Bergman, declaró a Reuters que Ecuador se estaba convirtiendo en el crisol de narcomafias extranjeras, con estas palabras: “tenemos casos de crimen organizado albanés, ucraniano, italiano, chino en Ecuador, todos los cuales obtienen su producto para distribuir en sus respectivos países”.

Tresa apareció por primera vez en Ecuador hacia 2011. El reportero investigador albanés Artan Hoxha relató al portal informativo City News Albania que Tresa salió de la población de Baldushk, en las afueras de la capital Tirana. Aunque Tresa no tenía antecedentes criminales en Albania, había sido condenado en Gran Bretaña: un informe de la Unión Europea de 2010 sobre regulaciones de visado con Albania menciona, sin informar la fecha, la captura de un jefe criminal albanés de nombre Adriatik Tresa y el embargo de una propiedad que había adquirido.

Al llegar a Ecuador, Tresa se instaló como propietario de una carpintería y una farmacia, según informaciones de la prensa albanesa. También se instaló en un lujoso complejo en Daule, justo afuerta de la ciudad portuaria de Guayaquil.

Tresa cayó en el radar de las autoridades en Ecuador cuando fue detenido y su nombre mencionado en conexión con el homicidio, en 2013, del periodista Fausto Guido Valdiviezo Moscoso. El entonces ministro del interior José Serrano sostuvo en una conferencia de prensa que miembros de una banda narcotraficante y de lavado de dinero eran los responsables del asesinato.

Grupos del crimen organizado albanés hicieron grandes avances en Ecuador en 2014 y 2015, como relató Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia del ejército de Ecuador, a el OCCRP.  Esto quedó en evidencia con la aprehensión en 2014 del albanés acusado de narcotráfico y fugitivo internacional Dritan Rexhepi, junto con el decomiso de 278 kilos de cocaína en territorio ecuatoriano.

En 2015, el exportador Arbër Çekaj fue imputado en ausencia del tráfico de 37 kilos de cocaína en un cargamento de banano con destino a Albania, pero eso no lo detuvo e hizo varias visitas más a Ecuador y exportó otros 137 cargamentos en la misma ruta.

Flujos de cocaína a grupos albaneses

En 2016, cuando la producción de cocaína colombiana estaba por las nubes, el tráfico hacia los países europeos repuntó en medio de la creciente demanda. Aunque la italiana ‘Ndrangheta seguía dominando la distribución de cocaína en Europa, era incapaz de manejar esas enormes cantidades por sí sola, y los proveedores colombianos comenzaron a buscar más socios, incluidos los bien posicionados grupos albaneses.

Una investigación previa de InSight Crime sobre el tráfico de cocaína desde Ecuador reveló que los carteles de los Balcanes se abastecían de cocaína en el departamento de Sucumbíos, en Ecuador, cerca de la frontera con Colombia. Una alianza entre el grupo criminal colombiano La Constru y antiguos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) controlaban el trasiego de narcóticos a Sucumbíos desde el departamento limítrofe colombiano de Putumayo, en un modelo de negocio en que La Constru cobraba a los traficantes internacionales según el punto de entrega. También se informó que un antiguo alto mando de las ex-FARC  en Putumay era proveedor del “Cartel de los Balcanes” en Ecuador, con cuatro a seis toneladas de cocaína al mes.

De los 160 albaneses que ingresaron a Ecuador en 2018, al menos 20 podían ser narcotraficantes, según un agente antinarcóticos citado por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional. El número revela cómo a la par con turistas y migrantes albaneses honestos, un considerable contingente criminal ha creado un enclave en Ecuador.

Por otro lado, los decomisos de cocaína en Albania han aumentado. En 2018, las autoridades hicieron su hallazgo más grande al descubrir más de 600 kilos en un cargamento de bananos procedente de Colombia. Meses después, finalmente detuvieron a quien coordinó el despacho: el mismo exportador de frutas, Arbër Çekaj, a quien las autoridades habían condenado años antes.

Pero la caída de Cekaj no logró detener el flujo de drogas. En mayo de 2019, se desmanteló un grupo traficante de cocaína en la provincia costera de El Oro. Más adelante se supo que el grupo estaba dirigido por albaneses. Cuantro meses después, en el puerto de Durrës, en Albania, se descubrieron 137 kilos de cocaína en contenedores provenientes de Ecuador.

Más recientemente, en septiembre de 2020, la EUROPOL anunció la desarticulación de la “Kompania Bello”, un cartel criminal transnacional albanés, cuyo líder tenía residencia en Ecuador. EUROPOL describió a la organización como una de las más activas en el tráfico de cocaína en Europa y la investigación que llevó a su descubrimiento como la mayor de la historia sobre un grupo narco albanés.

Casi dos décadas después de que los primeros traficantes albaneses entraran en escena, con base en la fecha estimada por el descubrimiento del fenómeno en 2001, las mafias albanesas ahora controlan una parte importante de las de redes de distribución mayorista e incluso minorista en Europa, por intermedio de cómplices de bandas callejeras que negocian las drogas, mientras colaboran en condición de igualdad con la ‘Ndrangheta.

Matanzas de la mafia llegan a Guayaquil

En los últimos años, con el aumento de su poder e influencia en Ecuador, la mafia albanesa dejó un rastro de sangre alrededor de la ajetreada ciudad portuaria de Guayaquil.

En mayo de 2017, Ilir Hidri, uno de los albaneses arrestados con el fugitivo de la INTERPOL Dritan Rexhepi, fue abaleado por la espalda por dos asaltantes que iban en una motocicleta. En noviembre de ese año, Remzi Azemi —de nacionalidad albanesa-kosovar que resultó ser sobrino de Hidri— salió herido cuando un sicario le disparon cuatro balas por la ventana abierta de su camioneta blindada.

La prensa albanesa afirma que Adriatik Tresa era amigo íntimo de Hidri, mientras que medios albaneses y ecuatorianos han informado que Tresa era uno de los principales sospechosos del homicidio de Hidri y que fue detenido luego de que se hallara un arma en su apartamento. El presunto cómplice de Tresa en el asesinato fue Azemi, de quien se dice que era investigado por el atentado contra su tío.

Según el OCCRP, Azemi fue señalado más adelante por el asesinato, en marzo de 2018, de Fadil Kacanic, convicto narcotraficante albanés-montenegrino, de quien se dice que era pariente suyo. Kacanic y su esposa ecuatoriana fueron sacados de su casa por falsos agentes de policía alegando que tenían una orden de captura, en un episodio muy parecido al ocurrido con Tresa. Ambos esposos fueron hallados ejecutados en las afueras de Guayaquil.

En cuanto a Tresa, su muerte ocurre en un contexto que él debía conocer muy bien, según sospecha la policía: cuando un récord de homicidios sacude a Guayaquil en 2020 y padece una oleada de flujos de cocaína. Para las mafias albanesas, sin embargo, siempre habrá quién reemplace su lugar en Ecuador.

Publicación original de InSide Crime.
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