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Salud financiera y ‘tercia judía’

Tiempo de lectura: 2 minutos

Fausto Cabrera

Ingeniero comercial especializado en Finanzas. MBA de la universidad San Francisco de Quito. Master en Liderazgo por escuela de negocios EADA, Barcelona-España. Más de 12 años de experiencia en finanzas, presupuesto y auditoría tanto en el sector público como en el privado, montañista de corazón.


Sin importar en que clase social o estrato estemos, gastar de más puede resultar una preocupación constante cuando la familia no tiene capacidad para solventar sus compromisos financieros. Para desarrollar hábitos sanos en el manejo de las finanzas personales, el orden y la disciplina son dos elementos básicos. Mantener una economía sana no implica llevar un control obsesivo de las operaciones financieras, sino estar al tanto de los gastos e ingresos para cumplir con la llamada “Tercia Judía”: ahorrar, invertir y gastar en forma apropiada.

El primer paso es realizar un análisis de la situación actual para conocer a detalle la manera en que se comporta tu dinero. Para esto basta con responder preguntas como de dónde provienen tus ingresos, cuáles son tus fuentes mayores de ingreso y qué porcentaje se está destinando para cada tipo de gasto o inversión.

Luego es necesario organizar las deudas según su monto. Enfócate en liquidar primero las que tengan los valores más bajos y conforme vayas liquidando cada deuda, suma el dinero que estabas pagando en la deuda liquidada a la siguiente deuda de forma escalonada; de esta forma, crearás un efecto en cadena para mantener tus pagos al corriente.

Luego, identifica los gastos invisibles. Estos son gastos cotidianos que suelen considerarse como “indispensables”, pero que no lo son. Por ejemplo, el café de la tarde, un snack en la tienda, en la oficina pueden ser los desayunos con clientes o el transporte en exceso. Estos son gastos diarios que por sí solos no suponen un gran desembolso; pero, a la larga, sí representan un problema para cualquier presupuesto.

Finalmente se establecen metas financieras enlazadas a metas personales. Aquí es donde se establecen objetivos. Implica decidir cuáles metas se pretende alcanzar, determinar la cantidad de dinero necesario y otros recursos como cuánto tiempo lleva conseguirlos. Se clasifican en corto, mediano y largo plazo. Siempre es bueno mantenerlos alineados con los sueños personales.

Nunca es tarde para ahorrar poco y volverlo un hábito. El factor clave es tener un objetivo en mente. Una estrategia de la tercia judía 3/3/3, que consiste en dedicar el 33% de los ingresos a gastos básicos, 33% al ahorro y 33% para invertir. Aunque no se cumpla con esta meta, con un ahorro al menos el 15% de los ingresos es un muy buen inicio.

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