Cristina Orozco Espinel
Ingeniera Empresarial. Magister en Relaciones Internacionales por la Universidad de Melbourne. Estudiante de PhD en Economía de Género por la Universidad de Szeged. Ciudadana del mundo, radicada en Washington D.C. Sus líneas de investigación giran en torno a la Economía e Inequidad de Género.
Esta semana inicie escribiendo un artículo sobre las diferentes formas de violencia de género; sin embargo, como sable a mis letras, repentinamente escuché las declaraciones del presidente de la República, Lenín Moreno, expresando que como hombre se siente “sometido permanentemente al peligro de que le acusen de acoso”.
Posteriormente, pidió disculpas, es cierto. Sin embargo, a mi criterio, su mensaje transmitió un significado más profundo. Entonces surgieron las preguntas ¿Qué quiso decir el presidente? ¿Realmente se siente víctima de un sistema en donde las mujeres acusan a los hombres de acoso constantemente?
En este contexto me encantaría que el señor Moreno revise el concepto de acoso, así como las cifras de acoso y femicidio en Ecuador, este país del cual usted, señor Moreno, es presidente.
Quizás usted vive en un capítulo de la escuela del mundo al revés en donde es blanco permanente y experimenta constantemente el hostigamiento e intimidación de las mujeres. Seguramente allí, miles de veces fue testigo de cómo las mujeres atentamos en contra su integridad y seguridad, señor presidente.
Me imagino que usted creció observando como en los buses, las calles y en el trabajo los hombres son acosados constantemente y como en la sociedad son valorados en función de su aspecto físico. Donde cada mañana, un hombre debe pensar como vestirse para no ser objeto de comentarios grotescos. Seguramente, señor presidente, en ese capítulo los hombres son manoseados, ultrajados e insultados por mujeres.
Allí, frente al televisión, es muy posible que todos los días escuche casos de hombres violentados y asesinados por mujeres. Hombres agredidos física y psicológicamente acudiendo a las fiscalías a denunciar una historia de la que resultan ser los mismos culpables.
Y es que las mujeres le hemos dicho tantas obscenidades durante toda su vida. Seguramente hicimos demasiados chistes feministas y con nuestras amigas nos burlamos de usted por su condición de hombre, que usted agradeció tantas veces por haber llegado a su casa con vida. El señor presidente obviamente tuvo que realizar el trabajo no remunerado en su hogar porque “su lugar es la casa”. ¿Cómo se le ocurrió incursionar en la política? Con todo lo que implica ¿Quién iba a hacerse cargo de su rol paternal?
Por todos los abusos mencionados anteriormente, estoy convencida de que el señor Moreno vivió el acoso de primera mano, desde la escuela, el colegio, la universidad, la familia y el trabajo, en un entorno donde seguramente siempre fue valorado exclusivamente por sus atributos físicos, independientemente de sus méritos o grados académicos.
LAS CIFRAS
- En el 2019, el 64.9% de mujeres ecuatorianas fueron víctimas de violencia física, psicológica, sexual o económica, por parte de los hombres.
- Ecuador registra un promedio de 42 denuncias diarias por violación, acoso y abuso sexual a mujeres y menores de edad, según la Policía Nacional. La mayoría de casos no son denunciados.
- 377 mujeres fueron reconocidas como víctimas de femicidio entre el 2014 y 2019.
- Según la Fiscalía General del Estado, de las el 33% fueron asesinadas por su conviviente, el 19% fueron asesinadas por su esposo, el 19% fueron asesinadas por su ex conviviente, el 15% fueron asesinadas por su pareja actual y el 3% por su expareja, el restante 11% de mujeres fueron asesinadas por parientes, amigos o conocidos.